lunes, 18 de diciembre de 2023

88 años del fallecimiento del general Juan Vicente Gómez: la reaccion popular en Maracay



Gomez Unico, todo se debía al Benemerito
El día 17 de diciembre de 1935 falleció  el general  J.V. Gómez, sus funerales acontecieron dos días después y una  vez tenida la certeza de su fallecimiento se produjeron  explosiones de alegría en las calles: ¡Gómez había muerto!, se quemaban sus retratos en las diferentes plazas del país y se produjeron saqueos en las residencias de sus familiares y personeros del extinto gobierno; las multitudes exaltadas recorrían las calles gritando:  ¡Murió el Bagre!, ¡Viva la libertad!, protestas  espontáneas la mayoría, y otras  canalizadas por  la oposición y sus dirigentes recién salidos de las cárceles o regresando del exilio muchos, y  por los estudiantes de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV).
En Maracay y en el resto del Estado, testigos presenciales permiten de algún modo reconstruir este pasado. Las crónicas de José Zowian recogen la situación de las calles: fueron saqueadas tiendas comerciales que pertenecían a funcionarios del caído régimen, como “La Viuda Alegre”, propiedad del señor Tácito Martínez, cajero de la Administración de los Bienes de Gómez; en la esquina “El Bachaquero” la casa de habitación del señor Rómulo Ramírez, quien fuera directivo  de la administración de Obras Públicas  del Estado; la mueblería “La Liberal”, del señor Pedro José Muñoz;   fue quemado un automóvil del señor Antonio Díaz González; fue destruido en parte el cine “La Barraca” y la gallera del  general Gómez ubicada en la esquina Santos Michelena con Vargas. El local donde funcionó una fábrica de mosaicos y, a la vez, el cine La Barraca,  ambos propiedad del coronel Ulises Sánchez, yerno del general Gómez. Sin embargo la rápida intervención del ejército evitó mayores consecuencias.[1] 
Aparentemente se habían dado órdenes a la policía  y a las fuerzas militares  de no reprimir, ya que los soldados llegaban después que la destrucción había sido completa. No se arrestó a nadie, ni se usó la fuerza, y la multitud se dispersaba después de cumplir su cometido. Con relación a estos saqueos, doña Cristina  Gómez, cuenta: “A nosotros, el pueblo no nos quitó nada. Quienes sí robaron a mamá y a mis hermanos – menos a mí- fueron los amigos de confianza, a quienes les dejaron las llaves de las casas.”[2] Agrega que un buen amigo de la familia, el señor Pedro Estrada, jefe de la policía, no permitió saqueos en sus casas.[3]
Doña Cristina hija del General (+)
El general Eleazar López Contreras, en medio de esa efervescencia popular,  tomó  las previsiones del caso, y, en aras de salvaguardar la seguridad personal de  la familia del General, ordenó al entonces coronel Isaías Medina Angarita, que la trasladara a Ocumare de la Costa y de allí a Curazao, lo cual se hizo tres días después de las exequias presidenciales.[4] Relata doña Cristina que cuando estaban en Ocumare el pueblo salió a despedirlos y les dijeron: “Aquí estamos todos los ocumareños, hombres y mujeres […] venimos a decirles que no se vayan; que no tienen porque salir de su patria.”[5] En el mes de enero del 36, tanto ella como su esposo don Ramón Martínez Ruí regresaron a Maracay, y permaneció hasta el año 2009 cuando falleció.
Pedro Modesto Bolívar transcribe en su obra “El general Juan Vicente Gómez en los valles de Aragua”, el informe que le envió el coronel Medina Angarita del 24 de diciembre de 1935 al coronel Antonio Chalbaud Cardona, encargado del Ministerio de Guerra y Marina:
Conforme lo participé por radio, ayer se embarco en el “Zamora” la mayor parte de la familia Gómez Núñez, con quien también iban el señor José Sarria y el señor Ramón Martínez Ruí, quienes manifestaron que regresarían cuanto antes (…) De los familiares masculinos del general Gómez quedan aquí todavía los coroneles Evaristo y Simón Gómez, el señor Gustavo Gómez, el general Colmenares Pacheco, señores Delfino y Méndez, y el coronel Gonzalo Gómez me encarga saludarlo y significarle que él permanecerá en su hacienda de La Quebrada en La Victoria.[6]

Las manifestaciones populares representaron los aires de libertad y espíritu de reconstrucción del país, en el que se vislumbró que los venezolanos podían tener derechos políticos y económicos y que la democracia no era un sueño ni una esperanza sino una realidad, o  en todo caso una posibilidad. Estas ideas fueron recogidas por el Movimiento de Organización Venezolana (Orve), Federación de Estudiantes de Venezuela, intelectuales,  profesionales, hombres de negocio y pueblo en general. En Caracas y  en otras ciudades del país, las manifestaciones en las calles fueron violentas, hubo heridos y muertos; la radio fue el medio de comunicación utilizado por la oposición para pronunciar discursos que conmovieron a la población.[7]
 El general López Contreras tomó una serie de decisiones políticas para dar respuesta a la población que reclamaba democracia, justicia, educación, salubridad, mayor participación social y política, después de largos años de una dictadura que había negado de diversas formas la participación. Dentro de las medidas de gobierno, López decretó una amnistía general de presos políticos y permitió el regreso de los venezolanos exiliados, para todo lo anterior contaba con el respaldo del Ejército Nacional; estas decisiones le ganaron el aprecio de la Nación, que salía de la larga dictadura militar de Juan Vicente Gómez. Regresaron los opositores de distintas generaciones entre ellos los jóvenes de la generación del 28 y los viejos caudillos derrotados del siglo XIX, entre ellos Emilio Arévalo Cedeño.
En Caracas,  las manifestaciones en las calles se prolongaron durante el mes de enero, se realizaron saqueos selectivos en base a una lista de casas de altos funcionarios del gomecismo: el Dr. José Gil Fortoul, el general Rafael María  Velasco, entre otros, hechos que llevaron al Ejecutivo a tomar la medida de decretar la suspensión de las garantías constitucionales el día 5 de dicho mes; las características de las manifestaciones fueron relacionadas por gobierno con las doctrinas comunistas, prohibidas en el número 6° del artículo 32 de la Constitución. Para emitir el Decreto se estimaron varios considerandos:
Que desde hace varias semanas han venido ocurriendo en la República frecuentes y continuos sucesos, atentatorios contra las personas, la propiedad, el comercio, las industrias y contra el orden social establecido.  Que tales sucesos demuestran ya  una tendencia visiblemente subversiva, y que constituye una inminente amenaza de la perturbación de la paz, y que es deber primordial del Gobierno de la República el mantenimiento del orden.[8]
   
Fueron 27 años de una férrea dictadura en la cual se sometió a través de diversos medios la oposición al régimen, bien fuera con la cárcel o el exilio, para lo cual el general Gómez diseñó un gobierno bajo la siguiente estructura:  GOMEZ UNICO, esto es las instituciones del Estado centralizadas en su persona, existiendo en la Constitución  el supuesto ejercicio independiente de los tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, pero en la práctica tanto el Congreso como  el Poder Judicial estaban supeditados al Presidente Gómez, Comandante en Jefe del Ejército quien elegía los funcionarios de acuerdo al grado de fidelidad a su persona; CENTRALIZACION DE LAS RENTAS y LA REFORMA DEL EJERCITO NACIONAL SUPEDITADO TAMBIÉN A SU PODER. Durante su mandato comenzó la explotación del petróleo cuyos ingresos incrementaron el poder del Ejecutivo. 
En el imaginario de Maracay la memoria de Gómez se conserva como el gobernante que más obras ha realizado en la ciudad, muchas de las cuales  han sido declaradas patrimonio arquitectónico, aunque algunas, especialmente las civiles se encuentran deterioradas por abandono, cambio de uso o ausencia de conservación del patrimonio.
Fuentes:
Bolívar, Pedro Modesto. Juan Vicente Gómez en los valles de Aragua, Maracay, taller Corporación Pinfer, 1999.
Fernando Coronil, El Estado Mágico Naturaleza Dinero y Modernidad en Venezuela, Caracas, Nueva Sociedad, 2002
Fleitas Núñez, Germán, Cristina Gómez Maracayera, Villa de Cura, editorial Miranda, 2001.
Ministerio de Relaciones Interiores, Memoria 1936. Caracas, microfilmado por Micromatización de Venezuela, 1978, pp. 10-11.

Pérez Contreras, Zandra, Maracay, la ciudadela de Gómez,  Revista Dialógica. Vol. 3, nº 1 julio de 2006. Instituto Pedagógico “Rafael Alberto Escobar Lara”, UPEL

  Zowain, José, Como se vivía en Maracay cuando Gómez. Maracay, Gráficas Luzmar, 1981, pp.60.

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[1]  Cf. José  Zowain, Como se vivía en Maracay cuando Gómez. Maracay, Gráficas Luzmar, 1981, pp.60.
[2] Germán  Núñez Fleitas, Cristina Gómez Maracayera, Villa de Cura, editorial Miranda, 2001  p.273
[3] Ibidem, p.14
[4] Idem
[5] Idem
[6] Pedro Modesto Bolívar, El General Juan Vicente Gómez en los valles de Aragua. (Colección Pembol N° 21) Maracay, Tipografía Corporación Pinfer, 1991, p. 95.
[7] Cf.  Fernando Coronil, El Estado Mágico Naturaleza Dinero y Modernidad en Venezuela, Caracas, Nueva Sociedad, 2002, p.11.  
[8] Ministerio de Relaciones Interiores, Memoria 1936. Caracas, microfilmado por Micromatización de Venezuela, 1978, pp. 10-11. 
En este blogs puedes leer:
Las industrias del general Juan Vicente Gómez 

En 2019 publique este post que hoy reproduzco